Las piedras en el zapato

Soñé:

Tenía unos zapatos de tacón y, como si siguieran la forma del mismo, había piedras pequeñas, como de río, acomodadas sobre la misma forma del zapato. Me agachaba para quitarlas y las iba desprendiendo de una en una…

Este sueño me trajo a la idea de que, en el camino de la vida, nosotros somos los que ponemos piedras sobre los talentos, capacidades, saberes y habilidades, que nos constituyen. Cuando soltamos las experiencias que fueron exitosas y dejamos de reconocer las acciones que nos llevaron al logro. O bien, cuando nos convencemos de lo que otros piensan de nosotros y nos limitamos o minimizamos.

Las piedras logran entonces que las vidas carguen frustración, tristeza, ira; sueños rotos, vergüenzas y culpas, así como el deseo de que alguien pague por ello, y, sin duda, mucha envidia, porque vemos en las historias de los otros lo que no hemos logrado en la nuestra.

No todo es nuestra culpa, porque en el origen fueron las creencias que nos impusieron las que formaron arenilla que después se convirtió en piedra, sin embargo, ahora es responsabilidad del adulto que llevas en ti hacer algo con ellas, porque ahora están en la cabeza, el corazón y en la posibilidad de acción que no llega a cumplirse.

Afortunadamente las piedras se pueden deshacer, incluso servir de arena para crear algo distinto, una pieza que sea más colaborativa con la vida que quieres hacer.

¿Qué puedes hacer?

  1. Anota una meta que desees lograr.
  2. ¿Cuáles son las piedras que te lo impiden? Escribe las creencias sobre ti, los pensamientos que te acompañan y que sean negativos, limitantes, incapacitantes; los aprendizajes que creas, te impidan lograrlo.
  3. Piensa en cada uno de ellos como si fuera una piedra… Ahora imagina que tienes un mazo y que, de manera contundente lo utilizas para ir golpeando cada una hasta hacerla arenilla…
  4. Ya que tienes montoncitos de arena, imagina que vas por agua y la viertes en cada uno para transformarla en una figura que colabore más contigo. Por ejemplo, si la piedra era un pensamiento que decía: «soy un tonto», ahora que ya es arenilla, podría transformarse en un pensamiento que te diga «soy hábil para los números y las cuentas». O puede ser que sea una creencia que diga: «en esta familia nadie va a la universidad, todos nos dedicamos a trabajar en el taller familiar», puede ser transformada en una figura que diga: «en esta familia no todos han ido a la universidad, ahora yo quiero ir para desarrollar mis conocimientos y talentos, y ponerlos al servicio de una vida mejor». Ve formando una o las figuras que necesites con cada montoncito de arenilla.
  5. Escribe cada una de las figuras que se formen y que te ayuden a construir una forma más amplia y generosa de ti.
  6. Cuando vengan a ti nuevamente esas piedras a tu cabeza, recuerda que ya fueron transformadas. Ocupa mentalmente la nueva figura y si es necesario, vuelve a ocupar el mazo para destruir esas piedras y volver a construir un elemento que te lleve a un lugar distinto desde el cual partir para encaminarte a lo que deseas lograr.

Recuerda que este ejercicio es sólo una técnica y que, en muchas ocasiones se requiere, además de esfuerzo y compromiso, el acompañamiento de una persona para que te ayude a descubrir el nombre de esas piedras que llevas en el zapato, sea un testigo auxiliador cuando las destruyas y un apoyo cuando construyas nuevas figuras.

Mira ahora tus zapatos… ¿Cuántas piedras traes en ellos?…

Publicado por Pili Quiriz

Profesional de la psicoterapia, profunda y respetuosamente interesada en encontrar caminos que ayuden a las personas a encontrar herramientas para afrontar y solucionar sus problemas de vida.

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