No me gustan los eneros

Enero viene de iniciar y, ahora lo estoy comprendiendo, me cuesta iniciar, arrancar, empezar, dar el primer paso…

Lo digo con vergüenza, la verdad. Porque hay que «cuidar» la imagen de estable, saludable, sana…, soy psicóloga al fin, y decir (decirme) que me cuesta hacer algo, «no va»… ¡Qué asco! Sí, decirme mis verdades no es fácil y menos escribirlas. Pero alguien tiene que hacerlo…

Doy contexto:

Hace tres años, el encierro… No había nada en concreto que iniciar porque todos estábamos detenidos a fuerza… ¡Fiu!, me salvé.

Hace dos, me enfermé de COVID y «no tuve» que iniciar. Lo hice en febrero y, una vez más, me salvé de tener que hacerlo porque sentía que ya podía con ese año nuevo.

El año pasado me disfracé de positiva, de fuerte, de no siento nada y de todo lo puedo yo, y, ándale, vino a hacerme compañía una crisis de ansiedad que yo viví como la más enorme experiencia con el miedo… Era enero.

Este 2024 vino con fuerza esa voz foránea de «la psicóloga tiene que dar el ejemplo de salud y no se puede enfermar para iniciar el año nuevo», y al mismo tiempo, una voz miedosa que me hacía pensar que había amanecido con garganta rasposa y entonces ya me enfermé, no, dolor de cabeza, ya me enfermé. Y oculté mi vergüenza de sentirme frágil y vulnerable, de ser una humana que no tiene el sistema inmune infalible, pero el miedo heredado de mi madre estaba ahí, rodeándome todo el maldito tiempo. Y entonces el miedo le dijo a mi cuerpo: «vamos a cumplirle su deseo»…, ah, porque cuento un secreto: atrás de un miedo siempre hay un deseo (por supuesto, políticamente incorrecto) y así fue. Vino mi deseo/miedo y me enfermó porque al hacerlo, me «daba» algo que conscientemente no me doy: la libertad de la vulnerabilidad, la necesidad de ser cuidada… Dios, estoy llorando cuando escribo esto… El descanso profundo, no tener que estar al frente de algo, hundirme, esconderme, ponerme triste… ¿Ya notaron cuánto da la enfermedad?

Mi maestra P. Palacios dice que la enfermedad nos hace humildes, y sí, humildes para reconocer que no todo el tiempo la tenemos con nosotros (la valentía, lo aguerridos, lo capaces…) Y que hay que darse chance de vencerse, de decir «ayúdame», «cuídame», «hazlo por mí». Yo no creía ser de esas, por eso la enfermedad me viene a dar ese balance, aunque se lea loco… Y lo acabo de descubrir mientras lo escribo.😪

No me gusta…ban los eneros. Ahora pienso que no he aceptado que también soy cobarde, que me da miedo hacerme cargo de mí, que quisiera que las cosas siempre estuvieran fáciles y simples, que todo lo tuviera a la mano, y que me enoja hacerme cargo de mí y de mis necesidades. Al reconocerlo, me doy el chance de complementarme, de ser yo totalmente, de verlo y hacer algo para que no tenga que venir mi amiga la enfermedad y ponérmelo enfrente.

Iniciar puede ser en cualquier mes, creo que algo cultural nos ha obligado a creer que hay que entrar al último cuarto del partido del Súper Bowl cada enero, y no, realmente uno puede ir a cómo mejor pueda reconocer: desde el miedo, desde el paso a paso, desde el «mejor después» o «mejor mañana», no hay que hacerlo en enero cómo yo había estado creyendo. En realidad, cada día es un inicio y creo que no está mal que así sea. Se puede empezar cuando así sintamos que puede ser… Recién siento que me hace falta mi madre para poder hacerlo… Y sí, la madre física, pero también esa que se me olvida que yo tengo dentro de mí y que representa el levantarme de la cama con cariños, diciéndome que me espera un buen día, que me hace un caldito de pollo para el alma con sus palabras de ánimo y de fuerza suave, sin prisas, sabiendo que eso que me da miedo lo puedo vencer… La extraño… Y lloro mientras escucho (sin querer conscientemente) la canción Amor Eterno, con La Santa Cecilia…

Necesitamos abrazar más nuestros inicios y desde ahí, mirar desde dónde podemos dar el primer paso, casi como si le estuviéramos «midiendo el agua a los tamales»… Sin disfraz de valientes o de súper fuertes, por el contrario, cagándonos de miedo y aún así aventarte al agua, al reto, a la oportunidad, a lo nunca hecho…

Cuánto puede uno aprender de enero cuando escribo de él…

Feliz año 2024…. Sincero, auténtico, natural inicio de año 2024.

Bienvenido enero.

Publicado por Pili Quiriz

Profesional de la psicoterapia, profunda y respetuosamente interesada en encontrar caminos que ayuden a las personas a encontrar herramientas para afrontar y solucionar sus problemas de vida.

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