¿Por qué no puedo terminar con mi ex?

«Terminamos hace un año y para mí fue un desastre porque ella me engañó y fue ella la que me dijo que no quería seguir. Yo dije, va, está bien y así lo dejamos.

Yo luego la stalkeo y me meto de incógnito en sus redes sociales. Leo sus historias y le doy like. Ella también y de vez en cuando me manda un mensaje. El otro día nos vimos y nos besamos. Terminamos en la cama. Me dijo que me extrañaba y yo le dije que también. Quedamos en vernos para cenar, pero me canceló a la mera hora.

El otro día fue cumpleaños de su mamá y la verdad, con la señora me llevé muy bien, y le llamé para felicitarla. Se alegró mucho y yo casi lloro porque me trataron siempre como de la familia y es horrible ya no estar conviviendo con ellos como antes.

Unas dos o tres veces a la semana, le mando un mensaje de buenos días y ella también me pregunta cómo estoy. Es una pendejada, pero yo creo que aunque ya pasó un buen, pienso que un día vamos a regresar, y me siento pésimo y me digo que no va a ser así, que ella ya está haciendo su vida, pero luego me voy a su Instagram y me paso horas viendo todo lo que pone… Ya no quiero estar así, pero la verdad, la amo…»

Esta historia es muchas historias. Son pedazos de vidas de personas que han estado en terapia y que resumen el poder que ejerce en ellas la conclusión de una relación de pareja.

Terminar una relación está más allá de decir «ya no quiero seguir». Terminar una relación significa ponerle fin a un montón de esperanzas, propósitos, sueños, planes y metas. Simboliza, en muchas ocasiones, estar frente a un vacío que parece inacabable y sentir miedo, tristeza, enojo, culpa, vergüenza. Sobre todo, estar en un escenario de incertidumbre y oscuridad, en el que no se ve por ningún sitio, ninguna posibilidad de salida.

Lo anterior en una primera etapa, porque después, frente a la sensación de la perdida, se busca recuperar lo que sea como sea. ¿Por qué? Recordemos que lo desconocido, lo nuevo; se vive como amenaza y el organismo buscará opciones para escapar de ella, a través de algo que le sea familiar. En este caso, lo nuevo representaría enfrentarse a una realidad sin esa persona y lo familiar significaría lo conocido, es decir, el individuo con el que conformamos un vínculo amoroso. Por esto es que las relaciones terminan, pero sólo en apariencia.

En otros tiempos, había pocas o nulas posibilidades de que, una vez terminada una relación amorosa, pudiéramos seguir en contacto. Hoy en día, las múltiples formas de comunicación, hacen complejo el cero contacto. Como se comentó en el párrafo anterior, están las redes sociales, internet, apps para ubicación de personas; creación de perfiles que ocultan nuestra identidad, y que pueden dificultar la distancia o el contacto con la persona con la que rompimos. Es decir, hay muchos estímulos que promueven la continua comunicación entre personas, y que, sin duda, ponen a la gente en una paradoja: «quiero dejar de estar aquí, pero no hay manera de no estar aquí».

Hay que ver que somos secuestrados por un montón de mecanismos que nos imposibilitan no continuar en contacto con esa persona, sin embargo, hay que tomar postura ante esa condición y generar acciones de resistencia que contribuyan con un mejor estar. Una opción es ponerse tiempos fuera, por ejemplo, un día sin estar en contacto, luego dos días, posteriormente, una semana… Y se valen las recaídas, lo que no se vale es desistir.

Todo proceso de pérdida (en este caso, es una pérdida simbólica) lleva tiempo y por más prisa que se tenga, no concluirá hasta que se viva el miedo, la tristeza y el enojo; entre otras emociones que resultan del propio vínculo y de las experiencias vividas.

Si quieren terminar con su ex, no busquen lo «malo» de ésta. Eso hará que lo nuevo y diferente se siga viviendo como una amenaza y se «antojará» mucho más el seguir estando en esa relación, por más problemática, violenta o insatisfactoria que sea. Busquen tener agencia personal para hacerle frente a la experiencia del dolor y el vacío. Recuperar sus saberes, aquellos que llevaron a cabo ante otras situaciones de pérdidas (¿se les ha muerto una mascota? ¿Cómo le hicieron para salir avante de esta experiencia dolorosa? ¿Han perdido un trabajo, una casa, a una persona como un abuelo, un padre? ¿Qué tuvieron qué hacer para enfrentar la vida sin ese objeto y/o esa persona?) porque todos hemos pasado por situaciones de pérdida y hemos podido salir avante, y es en este punto en el que hay que poner atención.

Finalmente, recupero una idea que capturé en un video: «vivamos la experiencia para aprender cómo sortearla. Sino la vivimos, nunca aprenderemos a saber nuestros recursos y cómo utilizarlos».

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