Un año más…
Un 2018 que se va a acercando a la puerta para decirnos adiós… Y tú, ¿tú a qué le dices adiós a este año?
¿Cumpliste con esos deseos de bajar de peso o cambiar de trabajo?
¿Hasta dónde llegaste cuando dijiste que harías ejercicio o que ahorrarías?
…
¿No avanzaste?
¿No cumpliste?
¿No empezaste?
…
Por ahí escuché lo siguiente: «un deseo sin acción, es igual a ilusión».
Y así es.
Muchos de nosotros queremos un cambio sin hacer algo diferente:
«¡Quiero una mejor relación de pareja!»… Y sigo sin valorarme, sin respetarme, dando todo y hasta lo que no tengo o no me han pedido, admirando en el otro lo que no admiro en mi mismo…
«¡Ya no aguanto a mi jefe!»… Y continuo peleando que no me reconocen, no me toman en cuenta, no me dan la razón, no me consideran para los proyectos importantes; o que me explotan, me hacen la vida de cuadritos…
«¡Esta gastritis me está acabando!»… Pero cuando me enojo, me trago el coraje, no expreso mis emociones, no pongo límites, no afronto mis miedos…
Y añoramos en nuestra mente que todo cambie pero si alguien nos menciona que este cambio va a requerir de esfuerzo, tiempo, energía, responsabilidad y compromiso, hacemos como que la Virgen nos habla…
¿Por qué es tan difícil el cambio para algunas personas? Considero que estamos tan acostumbrados a nuestra vida como la hemos llevado, que lograr algo distinto sólo lo hemos visualizado en nuestra mente como algo ya hecho, sin detenerse y reflexionar en las acciones que tendremos que llevar a cabo para que se puedan dar pequeños cambios primero, los cuales nos sirvan para continuar hasta que alcancemos eso que anhelamos pero que no nos lo regalara el universo por muy simpáticos que seamos; sino el esfuerzo y el trabajo personal diario… ¿Quién dijo yo voy?… Ah, ¿verdad?
Otro aspecto lo tiene el desear desde la envidia, la venganza, el miedo o el enojo. «Ahora sí me voy a meter a hacer ejercicio para que cuando me vea mi ex, se muera del coraje de ver lo que dejó ir». O, «ahora que termine el año, me voy a ir de ese maldito trabajo donde no me valoran,¡y van a saber lo que es bueno cuando se den cuenta quién era la persona que trabajaba!». Siempre puestos en lo que el otro pueda opinar, decir o hacer. Y muchas veces por eso no hay acción que sostenga el deseo porque, al estar basado en las emociones que el otro me produce porque no me ve, no me escucha, no me da, etc., baja ese nivel de emoción y se olvida el deseo de hacer algo para cambiar.
Un cambio debe venir desde la autenticidad: Yo quiero bajar de peso para sentirme más ligero y saludable, para evitarme un problema de salud que no me deje hacer las actividades que me gustan. Y no desde que así la gente me verá más guap@ o ahora sí me va a hacer caso fulanit@.
Un cambio debe acompañarse de compromiso y asumir las consecuencias de éste, porque si, por ejemplo, decido dejar el alcohol -por la razón que haya encontrado para hacerlo- van a saltar los «amigos» y me van a querer llevar al bar de la esquina y si yo les digo que no, posiblemente se van a enojar, me van a dejar de hablar, ya no van a querer ser mis amigos, nadie más va a querer salir conmigo, y un largo etcétera. Sin embargo, es mi deseo verdadero dejar de beber para tener una buena vida sin necesidad de embrutecerme por meses, perdiendo dinero que podría utilizar en algo que realmente quiero, o dejar de esconderme atrás de una botella porque lo que me da miedo es encontrarme con mi parte lastimada, abandonada y dolida.
Entonces, con los deseos hay que ser bastante respetuosos porque de lo contrario, puede volverse una fantasía que nos frustre aún más ya que, sino hacemos algo diferente, entraremos a ese círculo en el que «yo deseo + no hago nada + me deprimo o me enojo= todo sigue igual».
Un cambio debe ser visto por el que trabaja para que se haga realidad. Si los demás lo ven y lo reconocen, qué bueno, sino, no pasa nada.
Te invito a que hagas un cambio: enlista lo que te gustaría lograr + lo que tendrías qué hacer para que se vuelva a una realidad y, en un ejercicio de reflexión, respóndete si estás dispuesto a hacer estas acciones para que no se quede en una ilusión o fantasía…
Te puedes llevar una sorpresa…